miércoles, 9 de octubre de 2013

Callejones 3


¡Buenas tardes de miércoles, buscadores!

Al fin ha llegado el momento de desvelar todas las dudas, todas las preguntas y conocer el final de Callejones, la primera historia de Reward.

De vuestros comentarios sé que la primera parte de la historia os ha gustado mucho, así que espero que el final no os decepcione (me siento un poco presionada) pero sobretodo espero que os sorprenda.

Como siempre, tenéis los comentarios para darme vuestra opinión: si os ha gustado, o no, si lo esperabais o no, si cambiaríais algo o queréis hacerme alguna pregunta, ya sabéis que os responderé encantada.

Después de esto (y antes de empezar con otra historia) escribiré una entrada desvelando por fin la gran incógnita, aunque después de que leáis el final, ya lo tendréis claro. Pero, por última vez... ¿Historia real o ficticia?


Ainara sabía bien lo que tenía y no tenía que hacer en situaciones como esa.
Sabía que siempre es preferible quedarse en un espacio amplio, si era posible al aire libre y con posibilidad de huir y encontrar a alguien que le sirviera de ayuda. En ningún caso era mejor estrategia encerrarse con uno de ellos en un lugar pequeño. Y sobre todo, nunca debías permitir que él conociera tu casa, porque si algo salía mal, podría volver a por ti.
Otra regla no escrita que no debía romperse bajo ningún concepto era que jamás debías seguir adelante si el susodicho te atraía más de lo normal. Porque eso podía distraerte y hacerte cometer errores que resultarían fatales.
En pocos minutos, Ainara se había saltado todas sus reglas y precauciones, pero tenía un motivo para hacerlo. Y es que sólo de ese modo lograría su objetivo.
Llevó a Tom hasta su casa, siendo consciente de que podía estar firmando su sentencia de muerte y diciéndose a sí misma que podía controlar sin problemas la fuerte atracción que sentía por él.
Se lo estaba repitiendo una vez más mientras cerraba la puerta, sintiendo su presencia a la espalda. Se giró hacia él segura y preparada para lo que fuera a pasar y entonces él, la acorraló contra la puerta con una mirada ávida y anhelante. Y no sintió miedo, aunque el corazón sí se le aceleró. Creyó que Tom se lanzaría sobre ella con brusquedad, como solían hacer todos los demás, mas no lo hizo.
Se inclinó sobre ella con lentitud y la besó despacio y con dulzura. Ainara tuvo que hacer un gran esfuerzo para no dejar que eso la afectara y logró contenerse antes de cerrar los ojos. Las manos de Tom rodearon su cintura con suavidad y ella volvió a sentirse confusa. No sabía qué hacer si él se comportaba de ese modo. Los otros chicos eran predecibles y sabía lidiar con  eso; lo había hecho otras veces y no le importaba. Sabía por qué lo hacía ella y por qué lo hacían ellos. Pero no sabía por qué Tom se comportaba así.
Tanta incertidumbre resultaba inquietante.
Cuando se separaron, Ainara tuvo que apoyarse en la madera para coger aire, demasiado alterada; mientras tanto Tom se dedicó a echar una ojeada a su alrededor.
-¿Vives aquí tú sola?- le preguntó, quitándose la chaqueta.
-Sí, yo sola-
Se trataba de un apartamento minúsculo en un viejo edificio de techos bajos y paredes carcomidas por las humedades. La cocina y el dormitorio se fundían en una sola habitación, y sólo una pequeña cortina separaba ambos espacios. Ni siquiera podía hablar propiamente de un dormitorio, ya que lo único que tenía era una cama, una estantería y un viejo arcón donde guardaba su ropa. El baño era lo único separado del resto, aunque dónde debiera haber una puerta sólo estaba el umbral.
Tom se sentó sobre la cama, sonriente.
-¿Te gusta?- le preguntó Ainara.
-Me encanta- contestó sin quitarle los ojos de encima. Ella sonrió divertida, sin poder evitarlo.
-Me refería a la casa-
-Pues yo no-
Esa respuesta y la repentina seriedad con que lo dijo, la pillaron un poco por sorpresa, incluso notó que su ruborizaba ligeramente y eso la enfureció.
-Acércate- le dijo él tendiéndole la mano.
Ainara estaba empezando a sentir un mal presentimiento porque su primer impulso había sido tomar su mano, sin pensar en nada más. Tenía que mantener la calma y no permitir que volviera a cogerla desprevenida con esa fingida ternura engañosa.
Le rozó la mano antes de subirse a la cama y sentarse sobre él. Le colocó los brazos alrededor del cuello, acariciándole el pelo. Debía ser ella la que llevara las riendas y no olvidar con qué clase de chico estaba y lo que pretendía.
-¿Estas nerviosa?- le preguntó. Ciertamente, hacia ya un rato que no conseguía apaciguar los latidos de su corazón, el cual se desbocaba cada vez que miraba en sus ojos y creía ver en ellos esa calidez insólita.
-No- mintió ella encogiéndose de hombros.- ¿Debería estarlo?- Tom sacudió la cabeza.
-Claro que no. No voy a hacerte ningún daño.-
Capturó de nuevo sus labios, pero su último comentario no dejó que Ainara se distrajera esta vez.
¿No iba a hacerla daño? Casi le hizo hasta gracia. Respondió al beso como siempre lo hacía, manteniendo su mente al margen de lo que sentía su cuerpo. Ahora sí tenía control.
Los labios de Tom bajaron por su cuello produciéndole un suave cosquilleo. Al principio la inquietó, pero pudo reprimir los nervios.
Se centró en mover su mano derecha sin hacer movimientos bruscos, deslizándola con suavidad por el hombro y el brazo de Tom, como si lo acariciara. La dirigió con precisión hasta su propia espalda, palpando un bulto que se escondía tras la tela de su top. Si era rápida, aquello terminaría muy pronto.
Pero cuando los brazos de Tom la estrecharon contra él, todo su cuerpo se estremeció contra su voluntad, distrayéndola. Y una poderosa duda la asaltó: ¿Y si había cometido un error? ¿Y si Tom no era Uno? Es que había habido tantos momentos, como aquel, en los que no lo parecía. Además, tenía que admitir que él le gustaba demasiado y eso, junto a su desconfianza natural, podían haberle nublado el juicio haciendo que se precipitara.
No se comportaba como ellos y aún no había intentado nada… ¿Cómo podía estar segura de que no era un chico encantador sin más que ocultar?
Estaba a punto de cerrar los ojos llevada por esos sentimientos cuando notó algo que la obligó a abrirlos más aún, asustada. Por un instante, el aliento de Tom sobre su piel se había vuelto gélido y había llegado a notar el electrizante roce de sus dientes.
Sus manos se movieron hasta el pecho de Tom y lo empujó hacia la cama, quedando sentada a horcajadas sobre él.
Con cualquier otro, ese jueguecito podría haber precipitado las cosas, porque a esas alturas, otro chico habría estado ya demasiado impaciente como para tolerarlo. Pero Tom fue diferente, una vez más. Cuando su espalda tocó la cama, su expresión risueña volvía a ser la de siempre. Incluso soltó una carcajada desenfadada.
-Vaya, no me equivocaba contigo- dijo él.- Eres una chica muy especial.-
Ni siquiera parecía molesto… ¿Lo había imaginado? No, no; ella lo había sentido, estaba segura.
-Tú sí que pareces alguien realmente especial- comentó.
-Tal vez estemos hechos el uno para el otro-
Esa calidez tan perturbadora brillaba con más fuerza que nunca en su mirada, y supo que lo decía enserio. Ainara sintió con pesar que nuevas dudas hacían flaquear su determinación.
Tom le gustaba, le gustaba de verdad a pesar de lo que era. No sólo le atraía tanto que toda su piel le ardía con sólo mirarle, también le gustaba a otro nivel. Era muy triste. Porque de ningún modo podían estar hechos el uno para el otro.
Ainara bajó su mirada hasta los botones de la camisa oscura que él llevaba y sus dedos comenzaron a desabrocharlos. Sobre su pecho descubrió un símbolo oscuro que parecía estar tatuado sobre su piel. Pero no lo estaba. Un círculo negro del que partían una seria de tiras cortas negras, rodeándolo. Parecía un sol. Pero no lo era.
Era otra cosa; la prueba irrefutable de que Tom era lo que ella había sospechado desde el principio, algo más oscuro y peligroso de lo que parecía. Y ella lo lamentó más de lo que habría imaginado. Al mirarle a los ojos, volvió a parecerle imposible, pero ya no había lugar para más dudas.
-¿Te gusta?- le preguntó Tom. Ainara habría dicho que no si hubiese podido ser totalmente sincera, pero asintió una sola vez con la cabeza.
-¿Qué representa?-
-Nada- contestó él, encogiéndose de hombros.- Es de interpretación libre.- Bromeó. A Ainara se le escapó una sonrisa.
-¿Y por qué te lo hiciste?-
-Por lo que se hacen las grandes tonterías de la vida, al menos si eres un tío: por una chica demasiado guapa. Ella tenía uno igual cuando la conocí. Yo… - la expresión de Tom se volvió más humana que nunca al pronunciar esas palabras-… estaba bastante colgado de ella y lo único que quería era ser…-
-¿Ser igual que ella?- adivinó Ainara.
Tom parpadeó, sorprendido.
-Algo así- comentó.
No. Había sido justo eso. Ainara estuvo segura, y también de que aún había un rastro de tristeza en su voz al hablar de ello.
-¿Y dónde está ella?-
-Se marchó. La misma noche en que obtuve mi tatuaje- Así solía ser, pensó Ainara. Y a él le había dolido, todavía estaba presente en su voz y en sus ojos. Era tan evidente que sintió la tentación de abrazarle.- ¿Te preocupa?- le preguntó malinterpretando su silencio.- Pasó hace mucho tiempo. Cometí un error, pero son cosas que pasan.-
-¿Te arrepientes?- preguntó ella entrecerrando los ojos. Tom desvió la mirada, pensativo.
-La mayoría del tiempo sí-
Jamás habría esperado una respuesta como esa, aunque de él sí que debería haberlo hecho. Tom no era como los otros que había conocido, ni siquiera se parecía a sus amigos, aunque aún sintiera un gran afecto por ellos.
Entonces ¿Qué estaba haciendo allí con ella? ¿Le gustaba de verdad o sólo pretendía lo mismo pero usando unas artes distintas para desconcertarla?
-Tampoco hace falta que hablemos de ella…- continuó Tom.- Ni siquiera recuerdo ya su nombre…- <<Mientes>> pensó Ainara, pero no dijo nada. ¿Por qué intentaba protegerla?- Estamos los dos solos y ahora soy todo tuyo.-
Eso quizás si fuera verdad. Pero ¿Qué significaba en realidad?
Jamás se había sentido más confusa que en ese momento. La cabeza tenía claro lo que debía hacer y cuál era su misión. Pero había otra parte de su cuerpo, quizás no su corazón, pero sí sus tripas, que le pedían que esperara.
Esperar… ¿Esperar a qué? Se preguntó. ¿A que la besara una vez más? ¿A ver si por alguna milagrosa razón decidía no hacerla daño? ¿De qué le serviría retrasar lo inevitable? Aunque fuera pasar a su lado unas cuantas horas más, incluso unos minutos, era demasiado peligroso.
Tom levantó la mano y le rozó el rostro, en silencio, con dolorosa calma. Miró en sus ojos cálidos, tanto que parecían contener un fuego oscuro en su interior. Había ternura en ellos, real o fingida, podía verla con tanta claridad que la conmovió y… sus tripas acabaron tomando el control del resto de su cuerpo.
Se inclinó sobre él y le besó, esta vez tanto con su cuerpo como con su mente concentrados en lo que hacía y en lo que sentía. Cerró los ojos para ignorar las absurdas advertencias que de vez en cuando aparecían en los espacios en blanco entre pensamientos y se dejó llevar, olvidando por un momento quién era ella, quién era él y todo lo que se suponía que estaba pasando en realidad.
Le besó una vez, dos, tres veces; hasta perder la conciencia. Hacía tanto tiempo que no se sentía así que deseó absorber esa sensación mágica y excitante en su interior. Aquello que le estaba ocurriendo era tan extraño que empezó a pensar que tal vez ellos, juntos podrían… aunque fuera Uno, no tenía porque acabar como el resto. A lo mejor ella podía…
Pero entonces, la mano de Tom que rozaba su mejilla descendió hasta su cuello. Y ni siquiera eso le preocupó hasta que se dio cuenta de lo que hacía, en realidad: le estaba apartando el pelo de la garganta. Un gesto que, por desgracia, ella conocía muy bien. Dejó de besarle y le miró a los ojos, más ensombrecidos que nunca por algo turbio, justo antes de que comenzara a acercarse a su cuello.  El terror la invadió, pero fue algo distinto lo que la paralizó.
Esa mirada sedienta que le había lanzado había logrado hechizarla de algún modo, tanto que una parte de su cerebro estaba expectante, casi impaciente… porque Tom le gustaba tanto que, de algún modo, deseaba experimentar ese contacto igual que cualquier otro.
Aunque eso iba a significar… su muerte.
La boca de Tom rozó la delicada piel de su cuello y Ainara, temblorosa, apretó los ojos por instinto, pero todo lo que sintió a continuación fue la presión de sus labios. Y después, nada.
No lo había hecho. No le había hecho ningún daño, pero… ¿Por qué?
Al volver a abrir los ojos, se topó con los de él y una claridad pura y sorprendente. Apretaba la mandíbula hasta que una triste sonrisa brotó en sus labios.
-Me gustas tanto, Ainara- murmuró.
Era como si hubiese leído esas palabras en su mente, hasta el tono de derrota que había usado era el mismo que ella sentía pesando en su interior. Porque a los dos les ocurría lo mismo. Aquella absurda farsa se les había ido de las manos y ahora se gustaban demasiado como para hacer “eso” a lo que estaban obligados.
Ainara respiró hondo, inundada de una intensa emoción.
-Tú a mí también- dijo ella, mientras le acariciaba el rostro con su mano izquierda. La derecha había volado hasta su espalda, encontrando aquello que había buscado minutos antes. Le observó intentando alargar ese momento lo más posible y cuando se inclinó sobre él para besarle una vez más, intentó retener esa sensación en su memoria para no olvidarla nunca.- Lo siento-
Justo antes de que Ainara alzara su afilada arma y ésta relampagueara reflejando la luz de la bombilla, le pareció ver en los ojos de Tom una expresión de entendimiento y, puede que incluso de… perdón.
Bajó la estaca con fuerza y se la clavó en el pecho, sobre el tatuaje, directa a un corazón que ya no latía. Ainara cerró los ojos en el último momento para no verlo. Y los mantuvo así mucho tiempo, más del que era necesario.
Cuando se atrevió a mirar, no había sangre allí donde la estaca se hundía en la carne, pero el tatuaje se había borrado. Antes que nada, sacó el arma de su piel morena y la arrojó al suelo. Entonces sí, levantó la mirada hacia su rostro. Había llegado a cerrar los ojos y éste irradiaba una extraña calma que resultó tranquilizadora para ella, aunque no la consoló.
Tenía que hacerlo. Y él lo sabía, había permitido que ella lo matara igual que ella habría dejado que él la mordiera. Y precisamente ese era el motivo: Tom no había querido matarla esa noche pero ¿Cuánto tiempo, cuántas noches habría resistido antes de sucumbir a su sed? ¿Habría reprimido su autentica naturaleza por ella para siempre?
Ainara sabía que no.
Un día, Tom habría perdido el control y la habría matado. Y después, a muchas otras chicas. Eso era lo que no podía permitir.
Aunque había sido duro, más de lo que nunca podría admitir ante nadie. Lamentaba lo que había tenido que hacer y aún más, lo que esa otra chica le había hecho a Tom en el pasado.
Giró la cabeza hacia la única ventana de la estancia y pensó que ya debía haber amanecido. Se bajó de la cama y le dio la espalda para acercarse a ella. En su camino encendió la radio que tenía sobre la mesa y una melodía rítmica y con energía emergió de los altavoces. La voz que la acompañaba la hizo dar un respingo porque hizo que el corazón se le detuviera un instante. La canción We own the night  de un nuevo y prometedor grupo llamado Reward.
Ainara sacudió la cabeza y abrió la ventana de par en par para respirar el aire puro de Dublín que estaba empezando a despertar. Cuando los primeros rayos de sol inundaban la habitación, la música se cortó porque debían anunciar una última hora: cinco chicas jóvenes habían sido halladas muertas, desangradas por violentos rasguños en sus cuellos en un callejón oscuro, próximo al Temple Bar.
Ainara cerró los ojos con pesar dejando que el sol le acariciara el rostro. Se sintió mal por el triste destino que habían corrido esas chicas, pero sabía que había algo mucho más importante en lo que pensar. A partir de esa noche tendría tras su pista a cuatro seres de la noche sedientos de venganza.
Tenía que estar preparada.

Hasta pronto, buscadores ^^ 

6 comentarios:

  1. LO SABIA son vampis, pero que pena que te lo hallas cargado, entiendo que tenia que ser asi pero joo con lo majo que parecia, podias haber buscado otra solucion, sabemos que los hay que viven por hay,¿ sabes de quien hablo verdad?
    Bueno me a gustado mucho espero que la proxima me guste igual.
    chaoo

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    1. Hola!!
      Yo no he confirmado aún que sean vampis, eh? que conste!!! Y aunque eso fuera lo que son, me temo que lo de Tom era inevitable. Creo que sí que se a que vampis te refieres, pero Tom y sus amigos son más parecidos a los vampis de verdad y habría acabado matando a Ainara y a saber cuantas chicas más... vamos, que era inevitable este final.
      Me alegro de que te haya gustado y gracias por todos tus comentarios. Espero que la siguiente historia también te guste.
      Hasta la próxima.^^

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  2. Ufff menudo final!!! Ainara le ha tenido que echar narices para clavar a Tom la estaca. Hubo un momento que pensé que se estaba equivocando y el chico sería de todo menos vampiro...pero me equivoqué. Bonita historia Sora McLugh, estoy deseando que subas otra para leerla!!!

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    1. Buenas!! Sí, menudo final...
      La verdad es que Ainara tenía lo que había que tener para enfrentarse a estos chicos y al final, ha conseguido sobrevivir y llevar a cabo su plan.
      Aunque ella también duda un par de veces, al final la chica sabía lo que hacía.
      Me alegra que te haya gustado la historia, Rudimara. Espero que la siguiente también te guste aunque no tenga mucho que ver co esta.
      Nos vemos ^^

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  3. AY TOM!!
    Me has tenido con el corazón en un puño durante todo el final! ¡Y has matado a Tom! ¡Eso me ha pillado totalmente por sorpresa! No me lo esperaba, para nada, enhorabuena por cogerme! Jajaja Así que ficticia...y vampiros, me gusta mucho mucho^^
    En cuanto a Ainara...me has dejado con un nudo en la garganta...pobre chica y Tom....ays, con lo felices que podrían haber sido. Ainara tiene que darle caza a la chica que le hizo eso! Quiero una historia de eso!!! Aunque sí, es cierto, tenía que matarle, pero no dejo de sentirlo :(
    Me alegro mucho de que vayas a publicar otra entrada para finalizar la historia y saber qué pasa con los otros cuatro chicos...y el gran plan de Ainara!
    Me ha gustado mucho la historia, me has mantenido enganchada hasta el final ( y me sigues manteniendo con el resto de los chicos y Ainara ). Sigue así y escribe más historias, que ya sabes que me encantan! Un saludo^^

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    1. ¡Lo sé, pobre Tom :( !!!
      Pero eh, eh, eh, eh... yo no he matado a Tom, ha sido Ainara, y la verdad es que no le quedaba otra opción, este chico se habría acabado descontrolando ¡Ya has visto la gente con la que sale de fiesta por ahí!
      Ficticia y vampiros... no confirmaré nada hasta mañana que cuelgue la resolución, pero bueno, todas tenéis ya la idea claro de lo que ha sido. De todos modos, estate atenta porque aclararé los últimos puntos relacionados con esta historia.
      Que bien que te haya gustado y te afiances en el blog, no te preocupes que en nada empezaré a subir la siguiente historia de Reward.
      Así que nos vemos pronto.
      Bye ^^

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